Cuatrocientas palabras
Trescientas noventa y ocho, trescientas noventa y nueve, cuatrocientas palabras. A quién diablos se le ocurre que un tipo como yo que a duras penas garrapatea en los obituarios pueda…
Trescientas noventa y ocho, trescientas noventa y nueve, cuatrocientas palabras. A quién diablos se le ocurre que un tipo como yo que a duras penas garrapatea en los obituarios pueda…
Cuando era niña mi madre trabajaba en el hospital de Las Mercedes, era enfermera. Recuerdo que a veces, si ella no encontraba a alguien que pudiera cuidarme, me quedaba aquí…