Mientras duermo, sueño

Otra vez el sueño. Otra vez la cáscara de banano en el piso que siempre me agacho a recoger . Sé que es un sueño. Aunque hoy se siente diferente. Sé que no debo agacharme. Sé que no debo sentir miedo. Lo sé, pero no sirve de nada.
¿Qué pasa? ¿Dónde está mi mamá?
Mientras me agacho, la puerta del colegio se cierra. La ruta escolar desaparece. Todo se oscurece, no hay nadie alrededor. Intento calmarme. Respiro. Quiero abrir los ojos, hago todo el esfuerzo que puedo. No lo logro. Alguien se sienta encima de mí y no me deja respirar.
No es mi mamá.
Quiero despertarme. Sé que es un sueño. Como no puedo abrir los ojos ni moverme, intento concentrarme en lo que sucede mientras duermo. Recojo la cáscara de banano. Una mano que no veo, pero que sé que es una mano de alguien que no conozco, levanta mi lonchera del piso y desaparece.
¿Dónde está mi mamá?
Corro buscándola. Me cuesta desplazarme. Las piernas son pesadas y lentas. El pensamiento va a una velocidad y el movimiento a otra. Mi garganta se cierra. Mi voz se ahoga. Sé que es un sueño, pero no puedo despertarme. Quiero a mi mamá. No viene. Esa conexión madre e hija es mentira. Sé que es un sueño, pero ya han pasado un par de años y aún no despierto.

Natalia Quintero Gaviria

@nataliaquintero.actriz En septiembre de 2018, seis meses después de graduarme del programa de profesionalización del Ministerio de Cultura como Licenciada en Teatro, veintiún años después de salir de la escuela de actuación, catorce después de haber renunciado a mi trabajo estable y cuatro después de haber creado mi propia empresa, alguien me dijo: —Natalia Quintero ¿Qué no eres y te hubiera gustado ser? —Escritora —dije sin pensar. —¿Por qué no escribes? —Soy muy mala con los finales. —¿Y con los inicios? —Ahí me va un poco mejor. —¿Entonces? Entonces me lancé al ruedo. En el primer semestre de 2019,por fin me aceptaron en el taller distrital de cuento de IDARTES. Ahí empezó todo.

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